Reírse de la gorda de clase
Eché un vistazo al grupo. Eran los típicos chicos de barrio,
bien educados. Vivían en una ciudad con buenas escuelas, calles seguras y de
ambiente cordial y tranquilo. No me esperaba ninguna sorpresa.
Les pregunté con qué frecuencia utilizaban Internet y qué
era lo que hacían en la Red. Todos respondieron que la utilizaban a diario. La
mayoría reconoció que chateaban, navegaban por webs de música y deportes, y
enviaban mensajes instantáneos y de e-mail a sus amigos. Algunos habían creado
sus propios webs. Me dieron las típicas respuestas a mis típicas preguntas.
Entonces les pregunté qué hacían en la Red que sus padres no
querrían que hiciesen (siempre me alucina la cantidad de niños que me confiesan
cosas terribles sólo para ser útiles). Y ahí es donde la cosa se puso
interesante. Unos pocos chicos admitieron haber creado un web para reírse de
una niña con sobrepeso del colegio. Les hablaron a los otros en el cole sobre
el web, y la niña se disgustó mucho, lógicamente. Publicaron un perfil falso en
AOL (uno de los lugares más visitados de la Red) fingiendo ser ella. (Caso
extraído de la Guía práctica
sobre Ciberbullying)
“Querida Jennifer, te voy a matar”
Una madre nos envió frenética un e-mail. La estaban
acechando en la Red. El acosador amenazaba con matarla a ella y a su hija.
Conocía algunos detalles personales sobre ella de fuera de la Red, como su
dirección y nombre completo real. También sabía su número de teléfono. Ella ya
había ido a la policía, pero no parecían tomarse sus temores en serio. Temía
por su seguridad y la de su hija adolescente. Faltó varios días al trabajo y
estuvo en tratamiento médico a causa del estrés.
(…) Por suerte, el acosador también había dejado un rastro
de información personal. Esto nos permitió identificarle con facilidad. Kelley
contactó con él y le hizo ver que WiredSafety sabía quién era, y que lo que
había hecho era un delito. Él vivía en Canadá y la víctima en los Estados
Unidos. Pero va contra la ley en ambos países. (…)
Él se arrepintió inmediatamente. Admitió que era un
adolescente y que sólo estaba haciendo el tonto. Pensaba que era divertido
tratar de asustar a la gente, y no lo consideraba un problema grave dado que él
no tenía intención de poner en práctica sus amenazas. Prometió no volver a
hacerlo. (…) (Caso extraído de la Guía práctica
sobre Ciberbullying)
El colegio no evitó que grabasen un maltrato
En una sentencia condenatoria al Colegio Suizo por la
agresión que en 2006 sufrió un menor y que fue grabada con un móvil por otro,
La Audiencia de Madrid destaca que ni la profesora que entró en la clase tras
la grabación del maltrato al chaval, ni la tutora ni el director, enterados de
ello, quitaron la videocámara al muchacho que grabó los abusos, con el riesgo
de que esas imágenes contribuyeran a la humillación del niño de haber sido
difundidas. Por ello, condena al centro a indemnizar a la familia con 30.000
euros. (Caso extraído de Stop-Ciberbullying.Blogspot.com)